"Todo por amor, nada por la fuerza" fue el lema que leí en la puerta de un salón de clases de nivel inicial. Frase que resume las enseñanzas de San Francisco de Sales, obispo, proclamado Santo y Doctor por la iglesia católica, perteneciente a la orden de los Hermanos Menores Capuchinos, patrono de los periodistas, reporteros y escritores. Ojalá todos tuviéramos esa premisa y la lleváramos a cabo de forma consciente. Manejamos la palabra obligación de forma constante, permitiendo que su sombra, nos acompañe en casi todos nuestros actos los realizamos con el sentimiento de cumplir, no de servir y mucho de menos de amar. Incluso, y sin querer entrar en debates éticos o filosóficos, el "deber ser y el deber hacer" están implicados con la fuerza o, como le llamamos más diplomáticamente: la obligación. Lo correcto sería tan solo "ser", entendiéndolo desde el amplio sentido del amor. Cada cosa que pueda realizar, es con el fin amplio de pod...
Doctor en Educación. Grado obtenido en 2017 con Tesis doctoral “Repercusiones de la Imagen del Docente dentro del proceso enseñanza – aprendizaje” por el CEVIP. (Centro Veracruzano de Investigación y Posgrado). Aprobado por unanimidad. Veracruz, México. En 2012 obtiene el grado de Magíster en Educación por el Centro Veracruzano de investigación y Posgrado CINVESAV. Licenciada en Comunicación egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana con diversos diplomados en Informática, Diseño publicitario y Cine en la misma casa de estudios.� Catedrático universitario, ha sido parte del grupo de docentes de instituciones mexicanas como la Universidad del Golfo de México, la Universidad para el Desarrollo Profesional UNIDEP y el Instituto de Ciencias y Estudios Superiores de Tamaulipas ICEST donde ha impartido asignaturas como Mercadotecnia, Publicidad, Comunicación, Redacción, Epistemología, Imagen empresarial, Conductas del consumidor, Red...
La otra vez les conté sobre André. Pero tengo dos. Sí, tuve dos para que siempre se acompañaran, para que se tuvieran el uno al otro, para que vivieran toda una primera parte de su historia juntos y construyeran recuerdos y complicidad que solo los hermanos se pueden dar. Es un hecho que a los dos, los amo por igual, pero también que sé reconocer las dos personalidades marcadas que tiene cada uno, y eso hace que en mi vida, ocupen espacios diferentes, pero no en mi corazón. Claudio nació cuatro años y medio después que André. Y desde que supe que lo llevaba en mi vientre supe que era Claudio, como su abuelo, como yo, y como infinidad de primos, y tíos, que ostentan el nombre en mi peculiar familia paterna, donde la denominación de los hermanos patriarcas son usados una y otra y otra vez como símbolo de continuidad en el linaje del apellido. No está usted para saberlo, pero si encuentro un Jorge, un Francisco, una Fanny, o una Claudia o Claudio y lleva mi apellido paterno ens...
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